A pesar de la camapaña tan sucia, con casi todos los medios en su contra, de posible fraude electoral, Donald Trump ha ganado las elecciones.
Da la impresión de que hay que recordarlo porque parece que le ha tocado la presidencia en un sorteo o en una herencia.
Apenas lleva unos días y no se le ha dado tregua. Nunca se ha visto nada igual. Las críticas a partir de unos meses puede tener su razón de ser, pero a los pocos días y de manera tan absurda y exagerada refleja claramente que las élites no aceptan el resultado y utilizan a sus putitas (medios de comunicación) para crear conflictos donde no los hay, exagerar o mentir.
Y es que Trump está haciendo o intentando hacer lo que estaba en su programa electoral. Programa hecho público y vencedor en unas elecciones. ¿No es eso lo que llamáis democracia? Le van a criticar políticos que precisamente se presentan con un programa y en el poder hacen lo que les apetece.
Ésta es la clara demostración de lo que es la "democracia": una mentira. No hay poder del pueblo, no hay división de poderes (legislativo, ejecutivo y judicial) ni mucho menos un cuarto poder "vigilante" (los medios de comunicación). Poder sólo hay uno: el capital. Son las élites, las pocas personas, familias que durante décadas, incluso siglos, han acumulado una cierta gran cantidad de capital los que mandan. El poder del pueblo es el cuento de caperucita. La división de poderes existe sólo en las facultades de Derecho y de Políticas. Y los medios de comunicación, las putas más fieles de los dueños del mundo.
Claramente no aceptan el resultado de las elecciones e intentarán un golpe de Estado con la apariencia de asesinato "misterioso" a lo Keneddy o cualquier otra maniobra de ésas que asombran por su inteligencia. Como por ejemplo un golpe de Estado donde el golpista aparece como golpeado y salvador del golpe que él ha instigado. O un accidente de tráfico donde un coche se cae por un barranco o se estrella en una céntrica ciudad por culpa de los paparazzi. O cualquier loco de ésos que van pegando tiros sin saber por qué. O un infarto, por el estrés, se entiende.
A ver con qué nos sorprenden esta vez. Siempre nos sorprenden. Pero esta vez será la sorpresa final.