No sé si soy yo. La edad, mi situación, mis pensamientos acerca del fin de los tiempos, pero cada vez la Navidad es menos Navidad.
Desde los últimos años lo noto.
No creo que sea, que por edad, me haga menos ilusión; aunque puede influir.
Creo que se puede decir objetivamente, y todo el mundo estará de acuerdo, que cada vez tiene menos sentido religioso, pero hasta haberlo perdido totalmente.
La Navidad ya no celebra el nacimiento de Jesús, del mesías, de Dios hecho hombre. La Navidad ya no significa nada. Una fecha más. Insulsa. De consumismo. De inviernos que no son tan inviernos.
Menos niños para celebrar Navidades con menos ilusión.
No deja de ser otro síntoma, evidencia y hasta prueba de que estamos a las puerta del fin de los tiempos.
Es lo que se espera precisamente en los últimos días.
Pero yo lo noto (o dejo de notar) en mi corazón y en mi alma.
La Navidad (religiosa y espiritualmente hablando) ha muerto y el número de Navidades celebradas nominalmente como "Navidades" serán menos del número de los dedos de una mano. De las dos, como muchísimo. Y eso si no se cumple totalmente mi profecía de que las del año que viene serán las últimas.