Romain, estudiante erasmus desaparecido en Barcelona: su última llamada a 200 metros de un depredador sexual (msn.com)
Romain desapareció el 13 de noviembre de ese mismo año. Sin previo aviso, sin más. Una llamada en la estación de metro Provença es lo último que se tiene de él. Casi 16 años después, Romain no está.
La investigación arrancó una semana después. Se enquistó. No hubo ni hay pistas nuevas. No hay respuestas. No hay de dónde tirar. En la mente de Mireille, su madre, una foto: hallada en 2012 en casa de un depredador sexual condenado por drogar, violar y asesinar a otro joven estudiante de 20 años recién llegado a Barcelona. "Había miles de fotos en su casa, vimos unas 90, todas de víctimas, en una de ellas estaba mi hijo Romain".
Investigadores franceses viajaron a Barcelona. Investigadores catalanes volaron a Bretaña también. Todo se fundió en negro. No había hilo del que tirar, hasta que cinco años después murió Crispin Scott, un joven estudiante de 20 años, estadounidense, recién llegado a Barcelona. Parecía una sobredosis. Producto de una noche loca y una mezcla fatal -letal- de drogas y alcohol. La realidad se conoció con su autopsia: fue asesinado. Fue víctima de Óscar Vicente Castro Cedeño, un poeta y fotógrafo ecuatoriano de 41 años, que en 2014 fue condenado a 16 años de prisión.
El sospechoso de la desaparición de Romain confesó tras matar a otro estudiante: "Vine (a España) cazar a jóvenes de unos veinte años, de origen extranjero, piel clara y complexión atlética"
Mireille, ya en casa, recibió una llamada de los investigadores privados franceses que, por desesperación, contrató para sumar fuerzas en la búsqueda de Romain. Le hablaron de la detención de Castro, de la muerte del joven de 20 años, extranjero, en Barcelona. "De forma inmediata, (Jean-François Abgrall y Sandrine Wattecamps) reconstruyeron los pasos de este delincuente, para ver si podía haberse cruzado con Romain".
Descubrieron que "en 2007, en el momento de la desaparición de mi hijo, este trabajaba en un restaurante del barrio de Sants, era miembro de los Castellers de Sants... Romain vivía en la calle de Sants". El depredador, además, "vivía a 200 metros del lugar donde mi hijo hizo su última llamada telefónica".
A la salida del metro
Las pesquisas francesas revelaron "otros casos de desapariciones de hombres jóvenes en Barcelona. Incluso, se habían enterrado y hallado tres cadáveres sin que las autoridades los identificaran". Solicitaron que se cotejara sus ADN con el de Romain. Resultó negativo.
Desde Francia, trazaron un perfil del criminal. "El sospechoso hablaba francés y formaba parte de un colectivo de artistas de Sants donde hacía recitales de poesía, acompañado de la guitarra... Los intereses de Romain". El informe de Mossos, en la misma línea, incluyó que el depredador tenía una doble vida: por el día cuidaba de señoras mayores y fomentaba la poesía con tertulias literarias. Por la noche, abusaba de chicos jóvenes, a los que drogaba previamente. Enfermo de VIH, nunca usó protección y, al menos a uno de ellos -Crispin-, lo mató.
Tras su detención, el hombre "explicó que abordaba a sus víctimas en barrios de estudiantes, a la salida de discotecas o estaciones de metro. En la salida de una estación de metro desapareció mi hijo Romain". Castro confesó en el juicio celebrado contra él: "Vine (a España) a cazar a jóvenes de unos veinte años, estudiantes, de origen extranjero, de piel clara y complexión atlética".
2.000 fotos de jóvenes desnudos
Crispin Scott fue drogado, violado y asesinado y, previamente, había sido fotografiado durante el abuso. El suyo no fue un caso aislado. Los Mossos d'Esquadra hallaron en casa del asesino unas dos mil fotografías, unas en soporte informático, otras, incluso, impresas en papel. Todas seguían un mismo patrón: la víctima vestida, la víctima desnuda de cintura para abajo, la víctima desnuda de cintura para arriba. Cada serie finalizaba con una imagen de la agresión sexual.
"Nos enteramos de que la policía descubrió esas fotos y solicitamos verlas". En abril, la familia de Romain se sentó frente a las imágenes. "Nos presentaron fotos de 90 jóvenes, víctimas diferentes. Eran jóvenes, parcial o totalmente desnudos, inertes, dormidos, ¿drogados o muertos? cómo saberlo...", lamenta Mireille, "para nuestra gran consternación, en una de las fotos, ¡estaba Romain!".