Los medios de "comunicación", más propiamente, de agitación y propaganda, han hecho pública la conversación privada del juez y otras mujeres que estaban presentes en la conversación. Mujeres, creo que una era fiscal.
Porque el juez no hablaba solo. No era un monólogo.
Si bien llamar "bicho" a una acusada o denunciante es poco estético y pueden hacer saltar las dudas sobre la imparcialidad:
- Primero. Se trata de una conversación privada (con otras miembras) cuya publicación legal, legal no debe ser.
- Pero si se escucha la conversación, parece quedarles claro que el "bicho" está haciendo un montaje; que el denunciado, al que ha dejado el bicho, ha rejuvenecido.
- Concluyen que todo es un montaje ("Todo, todo preparao") y es ahí cuando reafirma el juez "Sí, que hija de puta"
Con todo, al vulgo se le cuela la información de un machista, por unos pequeños exabruptos sin profundizar en el meollo de la cuestión que clama, a voces, y solo el filtrado público deja ver la trágica realidad, que no son los exabruptos, sino la conversación donde se constata el convencimiento de que se trata de un montaje. "Todo preparado de ella" (del bicho). Y en lugar de llamar la atención el escandaloso y bien conocido hehco, a saber, la utilización de las leyes de "género" para socavar al hombre, negarle todos sus derechos, incluida la presunción de inocencia, lo que se restriega en los medios son las palabras "bicho", e "hija de puta", por muy desafortunadas que sean.
Una muestra más, de que hay colectivos intocables. La ley que se supone imparcial, solo se aplica en una dirección.
Y es que cuando "el listo" señala a la Luna, el tonto mira al dedo.