Paraíso. Superpoblación. Apocalipsis.
En 1968 el experto en comportamiento animal John Calhoun ideó un experimento para ver que ocurriría en un mundo idílico y medir los efectos de la sobrepoblación mundial. Para ello, utilizó ratones a los cuales les construyó una serie de verdaderos paraísos terrenales a los que denominaba universos, el más duradero y famoso de estos fue el número 25.
El Universo 25 consistía en una caja gigante cuidadosamente diseñada para ser una utopía de roedores, con elaboradas estructuras, comida ilimitada, una temperatura agradable y libre de depredadores… todo lo que un ratón podría desear.
Paraíso
El entorno estaba dividido en plazas principales, subdivididas en varios niveles con rampas para acceder a los “apartamentos”, el lugar lucia realmente bien y apropiado para los roedores, siempre tenia alimento suficiente, sin embargo… sus habitantes fueron condenados desde el primer momento.
El Universo 25, empezó con ocho ratones, cuatro machos y cuatro hembras, todos perfectamente sanos y seleccionados especialmente para el experimento.
Al inicio, los ratones parecían realmente felices de tener este espacio por lo que empezaron a reproducirse rápidamente pero, para el día 560 del experimento, la población de ratones llegó a más de 2.200 ejemplares. A partir de este punto, el número de roedores empezó a disminuir de forma constante hasta casi llegar a la extinción.
Superpoblación
Conflictos territoriales
Cada ratón, debido a la sobrepoblación, empezó a convivir en su estancia con cientos de otros roedores, por lo que los machos empezaron a luchar por dominar su territorio. Se reunían en las plazas principales para alimentarse y ocasionalmente se atacaban los unos a los otros.
Aborto. Infanticidio.
Por otro lado, las hembras preñadas pocas veces llevaban sus embarazos a término, y cuando lo hacían, dejaban olvidadas a sus crías. Las hembras movían a la mitad de sus bebés lejos del peligro, y olvidaban al resto, incluso, a veces, simplemente los dejaban caer mientras los estaban transportando y se olvidaban de ellos.
Sociedad violenta
Además, las crías que lograban sobrevivir, adquirían el comportamiento violento de la sociedad en la que habían nacido, se convirtieron en roedores verdaderamente agresivos, la violencia entre estos animales se volvió algo muy normal, incluso algunos que parecían tranquilos la mayor parte del tiempo, estallaban repentinamente en cólera, atacando y matando a una gran cantidad de ratones.
Los automarginados y asociales
Entre tanta muerte y agresividad, algo muy curioso ocurrió. En los escasos espacios aislados, un pequeño grupo de roedores se reunían para ocultarse de toda esa violencia, éstos no criaban, ni luchaban, ni hacían nada a parte de comer, dormir y acicalarse, eran totalmente indiferentes a los demás ratones, fueron denominados por Calhoun como los guapos.
Cuando la población empezó a declinar este selecto grupo se salvó, tanto de los enfrentamientos violentos, como de la muerte, pero por otro lado, habían perdido toda clase de comportamiento social, incluyendo las relaciones sexuales y el interés por relacionarse con otros, por lo que, aunque estos sobrevivieran, aún así, su sociedad estaba condenada a desaparecer. El paraíso de los ratones había colapsado.
Apocalipsis
Fin.
¿A qué me recordará a mi todo esto? Tic, tac, tic, tac, tic...
No hay comentarios:
Publicar un comentario